“Faces : Metáfora del Vacio”
Para mi es un placer habar sobre la obra de Mari Carmen ya que, en los ultimos años me ha tocado ver de cerca el proceso y la evolución que ha tenido.
Flores, « Xochitl » (es la etapa en la que, Meta se consolido como artista) Se presenta como una especie de ventanas que nos permiten asomarnos hacia nuevas experiencias, la paleta de cada uno de sus cuadros, su color, textura, su profundidad, son como el anuncio de un porvenir, algo hay en ellas que cuando uno las vé sabe que pronto vendrá una nueva etapa.
Ese porvenir, ahora es presente en “FACES” el mundo creado por Meta.La primera señal que recibimos de que “Faces” estaba por llegar fueron las flores en las que parecían surgir velados, ocultos, rostros que nos daban la impresión de que iban buscando definirse. En esta serie de cuadros podemos ver claramente como, un ramo de flores, va sufriendo una metamorfosis y toma características de rostros. Luego surge “FACES”, la multiplicidad de rostros que se asoman para abrir ventanas a nuevas preguntas.
No solo son retratos, parecen, mirando, buscar nuestra mirada y, atrapando todos nuestros posibles, nos inquietan, y nos llevan a querer despejar una serie de incógnitas.
Cada una de estas miradas son como una presencia ancestral, una materialización de aquellas deidades que anteceden a la creación. Son esos ojos observadores que miran desde el vació. Si hay “un mas allá” y desde ahí alguien nos observa, lo debe hacer como lo hacen los retratos de Meta: son deidades que en un gesto crean el universo.
Estos gestos, que son una especie de instante robado al universo, se han vuelto presente puro. No dejan lugar al dialogo. Telúricos, pétreos, como las fuerzas de la naturaleza, miran con esa mirada del que lo mira todo.
Esas deidades del vacío, como podríamos llamar a esa serie de cuadros sin nombre son los acompañantes de Meta en sus largas y a veces solitarias noches parisinas ahí en Place des Vosges.
Tanto estuvieron presentes que devinieron iconos, iconos que tienen por condición simbolizar la nada, son iconos que miran el universo pero al mismo tiempo surgen de él: metáfora del vacío, son el ansia de infinito en una mirada.
Esta serie de metáforas del vacío parecían haber sido condenadas a vagar en su propio espacio. Seres en letargo, entes que lo son todo, que buscan una identidad. Aunque saben que un nombre los atrapa en el tiempo, también saben que es el comienzo de un universo de posibilidades.
Y así, Meta concede ante Franco Maria Ricci para que cada uno de sus compañeros silenciosos sean nombrados.
Surgen los caprichos de la literatura, nombres y nombres por demás conocidos figuran como posibles candidatos a ocupar uno de estos rostros, estos nombres, ávidos también de poseer una mirada, se desplazan de su eterna prisión entre las paginas de un libro y aceptan encarnar.
“FACES” ahora entra en un nuevo ciclo, las miradas anónimas empiezan a tener mucho que decir, Meta las ha redimido de su condición terrible, ser rostros que miran desde el vacío. A partir de ahora a cada mirada le ha sido otorgada una trayectoria literaria.
Parece que este juego casi demiúrgico del autor del libro, ha atrapado la obra de Mari Carmen, la ha congelado y la ha condenado a dejar de habitar el vacío.
Las piezas están todas en un orden aparente, a cada cara corresponde un personaje, la tarea ha sido terminada.
Pero en el arte siempre nos asombra, en el caso de “FACES” nos da un nuevo vuelco, y así, nos invita a formular nuevas preguntas: En realidad cada rostro corresponde al nombre que le fue impuesto? Estos rostros estarán contentos con su nueva identidad? Son tan solo huecos que se llenan con un nombre?
Meta ha concedido con “FACES” y con Franco Maria Ricci pero parece que todavía guarda una clave de la escricujada, en el fondo siempre ha sabido
SUSAN CROWELEY • Castillo de Chapultepec • agosto 1995